Sector automotriz en Aguascalientes, ¿economía de enclave?

Hace unos días, la alianza Daimler-Renault-Nissan dio a conocer una nueva inversión automotriz para el Estado de Aguascalientes; los dirigentes empresariales informaron que harán una inversión de 1,360 millones de dólares para producir vehículos compactos Mercedes-Benz e Infiniti, y, con ella, generarán 5,700 empleos directos y 10 mil indirectos. Se constituye, de esta manera, en un nuevo impulso a un modelo de desarrollo económico concentrado en este sector, que se ha venido acentuando, simultáneamente, con un modelo de desarrollo social equidistante para la sociedad aguascalentense.

Considero oportuno reflexionar acerca de la integración de nuestro estado en el gran proceso de globalización; hoy las sociedades nacionales como las estatales, tienen, casi de manera irremediable, la necesidad de abrir sus economías tanto al comercio y la inversión extranjeros, como, de manera recíproca, ofertar productos elaborados en el estado a esas naciones. El proceso de globalización trae consigo, por lo tanto, beneficios a las sociedades, que se podrán lograr, siempre y cuando, se lleve a cabo de manera ordenada y de acuerdo al desarrollo propio que lleva a cabo dicha sociedad.

Cuando hablamos de beneficios de la globalización para la economía de una determinada sociedad, como es el caso de la aguascalentense, es necesario señalar la importancia que tiene la forma como se conduce la integración de esa sociedad al proceso de globalización; una inadecuada conducción propicia que la globalización genere, junto con los supuestos beneficios, perjuicios que pueden llegar a ser determinantes para él, también supuesto, progreso de la sociedad.

La conducción del proceso de integración a la globalización recae en los gobiernos; en el caso de una entidad federativa, la responsabilidad de llevar a cabo dicha integración la tiene el gobierno del estado. ¿Qué implicaciones tiene la conducción de la integración de un estado a la globalización? Ante las inversiones extranjeras, el gobernante enfrenta un dilema de conciencia política: satisfacer todas las demandas planteadas por el inversor para asentarse en el estado, o exponerle las condiciones que ambos deben cubrir para que la inversión beneficie a las dos partes. En la primera posición, el gobernante se rinde ante el inversor extranjero y, desde luego, las empresas llegan en abundancia porque todo es a su favor; en la segunda posición, vendrán las empresas que tengan la nueva visión de la globalización, en que todos ganan, y los marcos legales son cada vez más equitativos (ya no es el llamado capitalismo salvaje, y saben acatar las legislaciones locales).

El criterio que sea adoptado por el gobernante, sobre todo cuando hablamos de países en vías de desarrollo, tiene importantes consecuencias: en la historia hemos observado que cuando los gobernantes locales abren las puertas a la inversión extranjera y le dejan las manos libres, entonces, las transnacionales se imponen y logran unilateralmente los beneficios.

¿Qué puede suceder ante una inadecuada conducción de la globalización en un estado? Consideremos dos aspectos: el primero es que un sector como el automotriz, configure en el estado una economía de enclave; y, el segundo, que la formación del ‘clúster’ automotriz se haga solo con las empresas extranjeras.

En el primer aspecto consideremos los siguientes puntos: una actividad económica de enclave se desarrolla de manera desligada de los otros sectores productivos del lugar; el insumo utilizado sólo es la mano de obra, que es pagada muy por debajo de lo que pagan en sus países de orígenes; el producto elaborado sale, casi en su totalidad, fuera de la región y del país; los beneficios financieros logrados por la empresa también se van hacia el país de origen; las dinámicas capitalistas son distintas, una es la prolongación de la alta tecnología y recursos financieros del país de origen, mientras que la local está todavía ‘en vías de desarrollo’; los beneficios dejados en la localidad, además de los bajos salarios, llegan a ser simbólicos ante la sociedad, como una escuela o una ambulancia, aparte de los personales para los gobernantes.

En la consideración del segundo aspecto, ayuda la obra de Kurt Unger, Globalización y clusters regionales en México: un enfoque evolutivo (FCE, 2010), donde señala que “el debate entre convergencia y divergencia regional retoma vigencia ante la insatisfacción con la expectativa de que las presiones competitivas de la apertura y la globalización se encargarían de dar forma convergente a los proyectos nacionales” (o locales); continúa “La idea es definir el sistema industrial y de innovación en ese espacio más cercano de la región en que se revelan los recursos y ventajas más evidentes de cada región. Las regiones se delimitan a partir de las principales redes industriales de cada estado… o bien pueden ser definidas más ambiciosamente como clusters regionales integrados que aglutinan empresas, instituciones educativas y gubernamentales, entrenamiento, consultoría técnica, estandarización y similares… El resultado será identificar las redes o clusters del conjunto de actores que dan por resultado las ventajas competitivas presentes o potenciales de una región”.

Significa que en Aguascalientes el sector automotriz se ha constituido en un clúster extraño –ya que el armado de vehículos no utiliza materia prima local o regional-, y que no ha integrado a las cadenas productivas locales, prefiriendo traer las propias. La política pública actual de desarrollo económico, está dirigida al apoyo de la consolidación de este clúster automotriz, y no incluye –aunque en el discurso político sí sea mencionado- la formación y el impulso de cadenas productivas y clusters propios de la región, de su propia economía y con los empresarios locales.

De ahí que, si la dinámica del sector automotriz sigue la ruta actual, su economía será de enclave, con un funcionamiento de alto nivel productivo y rentable, que no dejará en la región los beneficios que sí derramaba otro antiguo clúster de Aguascalientes, como fueron los talleres de ferrocarriles.

En la visión de estado que maneja la administración, pareciera que sólo cuenta la empresa extranjera, por lo que es importante integrar a todos los sectores.

De política, una opinión por: Abelardo Reyes Sahagún